Hoy: Reflexión

¿Alguna vez te ha pasado que ves un lugar tan bonito que te deja sin respiración? Literalmente. Que sientas una felicidad tan plena que hasta te cueste respirar por lo impresionante que es todo lo que te rodea. Eso me pasó a mí en las Islas Gili. Fui con dos amigos a dar una vuelta en bici por una de las islas, las dejamos aparcadas junto a la arena (confiando en que no les pasaría nada y así fue) para posteriormente ver la puesta de sol más bonita que he visto en mi vida. El sol se escondía frente a mí, dibujando un circulo cromático de colores a mi alrededor que parecía sacado del mejor de mis sueños. Aire puro en mis pulmones, una buena conversación y la sensación de que no tenía que preocuparme de nada. Solo por eso mereció la pena el viaje a Gili Trawagan que compartiré con vosotros el próximo lunes.

Próximo destino: Indonesia Parte II (Bali y las Islas Gili)

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